Los orígenes de las cartas del Tarot están inmersos en el mito y el misterio. Un mito sugiere que los primeros cristianos usaban cartas de historias, que luego se convirtieron en el tarot para difundir la historia de Cristo bajo las narices de los romanos. Sin embargo, esta historia carece de fundamento y ha sido desmentida por lo que sabemos de la historia real del tarot.
Una imagen de todas las 78 Cartas del Tarot
La palabra tarot proviene de la palabra italiana tarocchi, la cual no tiene etimología conocida. Hay muchas teorías sobre su origen. Puede que se derive del nombre de un río italiano, el Taro. O tal vez sea de origen árabe, ya que los naipes se originaron en Medio Oriente, haciéndose comunes en Europa en el año 1377 d. C. Los ocultistas del siglo XVIII afirmaron que el nombre Tarot surgió de la unión de los palabras egipcias que significan "camino real" lo que indicaba que el tarot era el camino hacia la sabiduría.
Los naipes, importados a Europa desde Egipto, consistían de cuatro palos similares a aquellos que seguimos viendo en el tarot hoy en día: copas, espaldas, bastos (o bastones) y monedas. Ya en 1227 d.C., se le atribuyó el significado simbólico a ciertas cartas, algunas de las cuales empezaron a tomar nombres como "El Sol" y "La Luna", etc. El relacionar simbolismo con las cartas anunció el desarrollo de las cartas del triunfo. Los ocultistas sugieren que esta evolución del tarot coincide cercanamente con la Cábala y la Inquisición y que el simbolismo arraigado en el tarot es realmente los restos ocultos de la Europa pagana que luchaba por sobrevivir.
Los mazos de tarot modernos, tal como los conocemos, aparecieron en Italia en el siglo XV como una serie de obras de arte intrincadamente pintadas usadas para jugar juegos de cartas. Estas barajas consistían de un número de cartas variable y no se crearon específicamente para la adivinación. La primera de estas tarjetas, usualmente creadas para las que las familias nobles celebraran ocasiones especiales, se conocieron en Italia como trionfi ("triunfos"). Estos juegos de cartas luego se conocieron por muchos nombres, incluyendo Tarocchi, Taroc/k, Tarau y Tarot. Algunas personas incluso lo escriben como tarot, taro o tarro - pero estas grafías son bastante inusuales.
Algunas de las primeras barajas de Tarot con cartas aún existentes fueron pintadas por la familia Visconti en siglo XV. Restos de tres barajas diferentes aún existen en varios lugares alrededor del mundo.
Nadie sabe realmente cuando los naipes empezaron a utilizarse para la adivinación, aunque ya en el siglo XV cartas con imágenes adicionales (triunfos) se añadieron a las barajas de naipes. Estas cartas representaban imágenes de dioses, héroes o motivos para expresas ideales filosóficos, sociales, astronómicos u otros. La primer mención conocida de la práctica de la cartomancia estilo tarot aparece en la literatura en el siglo XVI. En siglo XVIII aparecieron en muchos manuscritos métodos simples de adivinación utilizando cartas.
Como muchas de las primeras barajas del Tarot fueron pintadas a mano, no se crearon en grandes cantidades. La producción masiva de las cartas sólo fue posible en 1440 con la invención de la imprenta. El más común de estos mazos impresos antiguos es el Tarot de Marsella francés, el cuál está disponible todavía en la actualidad.
No fue sino hasta los siglos XVIII y XIX que el tarot fue tratado con entusiasmo por las sociedades ocultistas y esotéricas para su uso en la adivinación. Un clérigo suizo llamado Antoine Court de Gébelin escribió un tratado llamado Le Monde Primitif (El Mundo Primitivo) que conectaba las imágenes del tarot de Marsella con los misterios de Isis y Thoth, por lo tanto siempre uniéndolos a ambos (Aleister Crowley tomaría esto en cuenta luego al crear su propia baraja Thoth). De Gébelin hizo muchas afirmaciones en lo referente a la conexión existente entre los triunfos del tarot y Egipto, las cuales fueron desmentidas luego por los egiptólogos.
En 1785, el ocultista francés Eteilla (Jean-Baptiste Alliette) se convirtió en el primer adivino del tarot profesional. Él popularizó el uso del tarot como una herramienta de adivinación para una amplia audiencia, y fue el primero en desarrollar y publicar una serie de correspondencias, uniendo las cartas con la astrología, los cuatro elementos clásicos (tierra, fuego, agua, aire) y los cuatro humores (bilis negra, bilis amarilla, sangre y flema). Estas correspondencias son todavía útiles en la actualidad.
Los mazos del tarot moderno contienen 78 cartas, desglosados en dos secciones, el Arcano Mayor y Menor (términos modernos usados sólo en relación al tarot utilizado con fines de adivinatorios). Los 56 Arcanos Menores, o números, están desglosados en cuatro palos de catorce cartas cada uno. Estas cartas están numeradas del uno (As) al diez; y hay cuatro cartas con figuras, similares a una baraja de naipes regular sólo que con una carta de cara adicional. Los 22 Arcanos Mayores, o triunfos, están numerados del 0 al 21, aunque algunas personas excluyen al Loco (0), considerando que esta carta está fuera de la baraja, una especie de "carta comodín" como su descendiente, el Joker.
Con el tiempo, muchos grandes pensadores han añadido un entendimiento más profundo a las cartas del tarot. Carl Jung conectó la simbología de los triunfos con arquetipos, concluyendo que el tarot puede jugar un papel importante en el psicoanálisis. El Viaje del Héroe, discutido por Joseph Campbell sentó las bases para el Viaje del Loco, quien salta descuidadamente por un precipicio sólo para volver al punto de partido en la posición de mago. Los símbolos arquetípicos en cada carta cuentan una historia y por lo tanto dan pistas al lector acerca de qué influencias están apareciendo en la vida del consultante.
Sin embargo, los símbolos arquetípicos por sí mismo no explican cómo funciona el tarot. Incluso Jung no lo pudo explicar. Es el poder del lector, usando su mente intuitiva para relacionar el patrón de los símbolos expresados en una disposición particular que nos permite tener claridad en nuestras vidas mientras buscamos desentrañar nuestros propios misterios.
La historia del tarot es muy rica y poderosa. Estas cartas místicas nos dan la oportunidad de ver en nuestro propio pasado, presente y futuro, influenciando nuestro propio camino.